DIA 11: BENARES
Hoy nos toca madrugón de los buenos. Nuestro chófer nos recogía a las 4:30 de la madrugada para asistir a las abluciones que tienen lugar en el rio sagrado Ganges al amanecer. Nos habían explicado que después de asistir a los ritos matutinos nos llevarían un rato al hotel para desayunar y descansar un poco antes de proseguir la visita a la ciudad.
Dicho y hecho, el coche enfiló en dirección al río y nos dejó lo más cercano que pudo. Y es que toda la zona que bordea el río es un laberinto de callejuelas en las que es imposible entrar con un vehículo. Normalmente se ve este rito desde una barcaza pero debido al desbordamiento del río la navegación no es posible. Así que en lugar de llegar al río, digamos que el río llegó a nosotros.
Para los hindúes, el río Ganges es la materialización de Ganga, diosa de la purificación. La creencia dice que el río discurría por el cielo pero cayó sobre la tierra pasando por la cabeza del Dios Shiva.
El sol iba haciendo su presencia, poniendo nombre a este rito del amanecer.
Los peregrinos, muchos enfermos, realizan largos viajes hasta Varanasi para tener una redención bebiendo de la aguas del Ganges o bañándose en él. Dimos un paseo por las callejuelas donde nos encontramos algunos cuadros que difícilmente podríamos ver en otro sitio que no sea esta ciudad sagrada perdida en el tiempo.
De allí nos marchamos a ver el rito de las cremaciones. Normalmente se pueden ver estas cremaciones desde un barco que bordea la zona de "ghats" pero debido al desbordamiento y a la fuerte corriente, es imposible hacerlo así. Nos aconsejaron subir a una terraza desde la que podíamos ver las piras funerarias.
El problema es que es imposible llegar también a esas casas por la inundación de sus calles pero nos llevaron a una barcaza, tras caminar sobre unos tablones, y asunto arreglado. En pocos minutos estábamos en una azotea divisando una de las piras funerarias. Uno de los encargados de la zona nos explicó que según la religión hindú el que sea "cremado" a la orilla del río y sus cenizas sean arrojadas al mismo, su alma se librará del ciclo de la reencarnación y alcanzará el “Nirvana” (versión “hindi” del Paraíso). Por respeto no hicimos foto a las cremaciones pero es impresionante ver cómo funcionan las 24 horas al día.
Por cierto, por considerarse ya “puros” hay algunos grupos que no deben ser "cremados": ni los niños pequeños, ni las embarazadas, ni los que hayan sido mordidos por una cobra, ni hombres santos o sacerdotes. Los leprosos tampoco son incinerados porque se cree que sus cenizas podrían contaminar al resto. El tratamiento que les dan a todos estos cuerpos todavía impresiona más, acaban en el fondo del río atados a una piedra.
De allí nos marchamos hacia la Universidad Hindú de Benarés donde Mahatma Gandí pronunció un famoso discurso para pedir una lengua propia para la India. La Universidad, de gran fama y prestigio, posee un campus muy amplio y extenso. Entre sus jardines pudimos ver a mucha gente haciendo sus ejercicios mañaneros de yoga.
Pero si la Universidad es especialmente famosa es por albergar el nuevo templo de Shiva. Dentro no pudimos hacer fotos pero os aseguro que el corazón del templo no tiene desperdicio. El concepto de "templo" no es el mismo que para las religiones monoteístas, aquí no se celebran ni bodas ni ritos de este tipo (estos se celebran en casa). El templo es más bien un lugar que alberga las deidades del hinduismo.
Al salir del mismo pudimos ver, de nuevo, este símbolo que en oriente está muy alejado de lo que significa para nosotros. Los hindús alucinan cuando les dices que en Alemania está prohibido por estar ligado al nazismo.
Tras el madrugón nos llevaron de nuevo al hotel para el desayuno y un pequeño descanso antes de continuar la visita.
En el templo de la "Madre India" pudimos ver un enorme mapa realizado en mármol blanco en el que se representa la India antes de su fragmentación y que, por lo tanto, incluye territorios que ya no forman parte de ella (Pakistán, Bangladesh, etc..)
Foto:Internet
En el parque de los ciervos pudimos ver una representación del primer sermón que Buda dio a sus 5 discípulos en este mismo lugar.
Foto:Internet
Regresamos al hotel a comer y descansar un poco más. De allí nos marchamos de nuevo hacia el río Ganges para ver la ceremonia del atardecer. Por el camino pasamos por el mercado de Nai Sarak que estaba realmente abarrotado.
Destacaban los vendedores de plumas de pavo real debido a que hoy celebraban la festividad de Krishna, una de las encarnaciones del Dios Visnú que de pequeño llevaba una pluma de este pájaro en la cabeza.
Continuamos de paseo por esta zona popular donde, la verdad, era difícil no sorprenderse.
Tras este sorprendente paseo nos marchamos a coger sitio para ver el espectáculo del atardecer, la llamada "Ganga Aartida". Normalmente se hace sobre las escalerillas (ghats) del río Ganges pero debido al desbordamiento tiene lugar en una terraza cercana al mismo. Pero, claro, el problema es acceder a las casas más cercanas al río ya que las calles se encuentran así:
Pero bueno, habían instalado unos tablones sobre los que pudimos caminar para llegar al edificio en cuestión. Enfilamos escaleras arriba en dirección a la terraza.
Cogimos un buen sitio y desde allí pudimos ver a los sacerdotes realizar un rito que tiene lugar todos los días del año a la misma hora. La ceremonia combina danza, fuego y una ofrenda para dar las gracias a la diosa Ganges y celebrar el final del día.
El rito, de unos 45 minutos, lo realizan varios monjes que simbolizan 5 elementos: agua, tierra, fuego, cielo y alma.
Lo cierto es que es que lo que vivimos allí fue un momento mágico.
Y llegó la hora de regresar al hotel, ¡A descansar!
Continuará....