CAPITULO 2
Aaaaahhhhh, qué bien que he dormido, esta cama es una maravilla y se está muy calentita, pero ya no aguanto más, estamos muy cerquita de Disney, lo siento en la sangre, y ya no me aguanto en la cama.
Son las seis de la mañana y me entro al baño, somos muchos así que eso que voy adelantando. Cuando vuelvo a la cama (muy a mi pesar) noto que mi padre que está con nosotros en la habitación ya no ronca, jajajaja, o sea que está despierto. Le hablo bajito y efectivamente, está despierto y empezamos a hablar y reír. Él también ha descansado mucho, la noche anterior con el miedo al avión apenas había dormido así que este descanso le ha venido genial. Al rato Paco se mueve en su lado de la cama y se une a nosotros, en un ratito más ya hemos despertado a los enanos y estamos todos en pie preparándonos para el día.
Entro en la habitación contigua para despertar a los que quedan, pero me encuentro con que la mitad no han dormido por culpa de los ronquidos de la otra mitad, jajajaja, ¡esto es lo que tiene viajar en grupo! Nos echamos unas risas con las coñas de la noche y lo poco que han dormido, y ya les meto caña para empezar a movernos e intentar llegar prontito al parque.
Bajamos a desayunar a eso de las siete, es temprano así que la cafetería está tranquila y tenemos sitio fácilmente. El desayuno del Explorer está bien, no hay comida caliente pero dulces y algo de fiambre nos calma el estómago. Yo apenas puedo desayunar, tengo el estómago hecho un nudo, con los nervios a flor de piel y aunque aparento tranquilidad (o eso creo) la impaciencia me come por dentro. Al final no puedo más y los espero en la tienda del hotel para calmar un poquito mi mono Disney. Allí caen las primeras compras: bolis, una libreta de autógrafos que quiere Íker, aunque llevamos la nuestra personalizada, y alguna cosilla más.
Finalmente bajamos las maletas y nos vamos hacia la parada del autobús destino nuestra siguiente base durante los próximos cinco días, el hotel Sequoia. Mientras esperamos el bus nos hacemos fotitos y videos, nos gusta mucho este hotel, quizás el próximo viaje sea un alojamiento a tener en cuenta para toda la estancia, a los niños les ha encantado.
El bus llega rápido, no creo que esperemos más de 10 minutos, y aun hay poca gente, así que subimos bien. Antes de llegar al parque para en el hotel de al lado y ya si sube algo más de gente, pero no demasiada, ¡estamos muy emocionados!
Llegamos a la parada del parque, y decido que mejor nos vamos andando al hotel, que va a ser más corto que coger el bus. Pero entre los nervios, los cambios en las entradas desde que fui la última vez y los escáneres, decidimos, bueno deciden, que mejor nos vamos al autobús, que con todas las maletas es menos lío. Tardamos un poco en encontrar la parada del Sequoia, entre las obras y que estoy un poco nerviosa no doy una. Pero en ese momento super Paco coge las riendas y nos lleva a la parada del tirón, míralo que apañao.
Este bus también llega rápido pero como para en el New York también se llena de gente y tardamos un poco en llegar, pero al fin hemos llegado. La vista del hotel Sequoia ante nosotros en impresionante, es precioso todo de maderita y con tantos árboles, la verdad es una pasada. Y allí que vamos los 10, adelante!!
Pasamos el escáner no sin que nos pite algo, claro, con los nervios ni nos sacamos los móviles de los bolsillos, o ponemos las maletas al revés. A Javi (mi hijo mayor) al escanearlo empieza a pitar y el pobre blanco diciendo que no tiene nada, pero era el seguridad que se estaba quedando con él, jajajaja.
Entramos en la recepción y nos ponemos a un lado para dejar las maletas y acercarnos a la cola, que está casi vacía. Vamos uno por habitación y nos dan carpetitas para ir rellenando mientras esperamos, sólo que no nos da tiempo a rellenarlas porque enseguida nos toca, así que la rellenamos allí mismo mientras nos dan las cosas.
El chico que nos atiende es muy amable y nos informa de todo (cupones, entradas, photopass, horas extras, …) y nos dice que las habitaciones no están listas, así que decidimos dejar las maletas en consigna. Mientras nosotros estamos rellenando los datos, a mis hijos ya los han cargado con chapas y monedas de chocolate del aniversario (sin pedirlas ni nada), qué bien!!
Mientras algunos dejan las maletas en consigan, otros nos vamos a la tienda para activar el photopass y descubrimos por el camino que está Goofy en el photocall, así que nos repartimos nuevamente y mientras yo voy a la tienda los demás hacen cola.
Apenas 15 minutillos ya estamos todos reunidos de nuevo y nos toca la fotito con Goofy. Empiezan los niños con sus libros de firmas y sus fotos, y luego nos unimos todos. Es nuestra primera foto Disney y creo que se nos nota la cara de felicidad!! Paco estaba grabando con la cámara y no salía, pero el chico le dice que se ponga, que él graba, Paco se resiste un poco, y empezamos todos (como buenos españoles) a animar… Paaaaaco, Paaaaaco …. Hasta los fotógrafos, y así no tiene más remedio que unirse para nuestra primera super foto!
Por fin Goofy se libra de nosotros y nos abrigamos bien para salir con destino al parque, esta vez vamos andando para disfrutar del paseo por el Village y empezar a respirar el aire Disney.
El día está nublado y con algo de niebla, lo que a mi entender le da un toque mágico al parque en estas fechas. En este momento estoy ya que me subo por las paredes, quiero acelerar para llegar ya, no puedo esperar, y me es muy difícil tirar de tanta gente. También hay que entender que para muchos de ellos es la primera vez y están maravillados con todos y cada uno de los rincones del camino, ¡como para no estarlo!
Llegamos a la entrada del Village y pasamos el cordón de seguridad, ya estamos más cerca, “Mirad chicos, si no hubiera niebla ya veríamos desde aquí el parque, está justo ahí atrás”.
“Mamá!!! Me acuerdo de esto!!! Ya estamos aquí, mamá!!” Entre mi propia emoción y esa alegría en mis hijos, casi estoy que estallo. El camino es para mí demasiado largo, aunque pasear por el Village a estas horas no tiene precio, son algo pasadas las 09:30.
Dejamos atrás el Village y estamos en la bifurcación: Studios o Disneyland. Sin duda quiero que nuestro primer día sea todo lo mágico posible, así que no hay elección que valga, seguimos para el Parque Disneyland. Ya llegando a los jardines empieza a verse más gente que viene desde la estación del RER, y apenas dejo que nadie se para a hacer fotos, ya habrá tiempo, ¡quiero entrar ya!
Los tornos laterales están cerrados, así que entramos por en medio, ya estamos bajo el gran hotel Disneyland, se ve gente pero no estamos ni dos minutos para entrar, y hemos pasado, estamos en la entrada con los arcos de la estación delante de nosotros y su decoración enorme del 25 aniversario y navidad mezcladas en una armonía perfecta.
“No voy a llorar, no voy a llorar”. Seguimos avanzando y pasamos bajo los arcos, ponemos nuestros pies en la plaza. En este momento me aparto un poco, quiero este momento para mí, sin el cachondeo de mi familia. Aunque con la niebla no se ve el castillo sé que está ahí, y estoy en la entrada de la plaza, con Main Street al frente, el City Hall a un lado y esta hermosa decoración de Navidad con ese gran árbol que preside la plaza.
“Respira Lorena, respira”, el pecho me duele por la presión y es momento de dejarlo ir, ya no veo ni siquiera el árbol, pero no es la niebla, son las lágrimas que inundan mis ojos y mi corazón, ¡por fin hemos vuelto!
Mis hijos están saltando de alegría (somos todos muy dramáticos en la familia), se acercan a mí y nos abrazamos “¡estamos en Disney, estamos en Disney!”, los demás también saltan… menos mi Paco, que tiene los genes de otra familia (jajajajaja) y es el más relajado, sus emociones van siempre por dentro, pero tiene una sonrisa en su cara.
De pronto mi hermano se gira hacia mí y me coge en un abrazo, luego mi cuñado que está super emocionado igual que yo, es que él y yo somos los más “locos” con este viaje, y así acabamos todos en un gran abrazo en plena plaza y dando saltos de alegría. Una vez algo más relajados, qué toca?? ¡¡Pues un baile tonto, vamos, todos juntos!!
No podemos evitar hacernos sesión de fotos en este momento, a toda la familia nos gusta más una foto que ninguna otra cosa, vamos todos con nuestros móviles y mi hermana con su cámara profesional (podréis diferenciar las fotos). Tengo que decir antes de continuar que hay fotos (las más chulas) que me las han cedido mi hermana Sandra Lara y mi cuñado Carlos Bolívar, para algo son los profesionales de la fotografía, jejejeje. Entre ellos y el photopass hemos tenido el viaje cubierto!!
Ahora si, después de dejar salir los nervios toca subir por Main Street hasta llegar al Castillo (tras una parada en un par de tiendas que los novatos no se pudieron resistir, jejeje). Yo absorbiendo de nuevo todo, recordando sitios, descubriendo nuevos, los novatos alucinando con todo y queriendo pararse en todo sitio, mi padre grabando videos sin parar para mi madre y mis niños locos por tirar para adelante y montarse en algo.
Nuestra primera parada son los sótanos del Castillo, para ver a nuestro querido Dragón. En este viaje iba a estar cerrado, pero al final nos han tenido penilla y nos lo han dejado abierto para visitarlo. Nos encanta, como siempre, los niños encantados preguntando si es de verdad o no, ¡divina inocencia!. Ahora subimos por las escaleras hasta lo alto del Castillo, donde mis hijos van contándole a su tía los secretillos: que si las armaduras roncan, que los ojos del cuervo se ponen rojos, … Y no puede faltarnos a mi Íker y a mí la foto de rigor en nuestra vidriera, ni las tomas preciosas de todo Fantasyland desde lo alto del Castillo.
Después ya no podemos contener a los enanos, necesitan algo de acción, así que nos vamos a Laser Buzz, una de las favoritas, y tan sólo 20 minutitos de cola, así que la esperamos. A todos nos gusta mucho, y Paco puede poner en práctica algunos de los trucos que habíamos visto para conseguir más puntos, pero yo…. nada, ni con esas.
Al salir de Buzz ya son casi las 13:00, la hora a la que tenemos la reserva en Jack´s, así que nos dirigimos hacía allí. Vamos un poco a paso rápido porque no llegamos, pero quieren pararse en todos sitios, y el grupo se separa a trozos, esto era de las cosas que me pone más nerviosa porque tengo que estar todo el rato volviendo atrás a por los rezagados.
Llegamos a Jack´s, es la primera vez para todos y tenemos muchas ganas de ver el sitio. Nos hacen esperar apenas 5 minutos y nos pasan a nuestra mesa. En una de las esquinas al fondo, pero ya vemos a Jack paseando por las mesas cercanas. La camarera que nos sientas es muy amable y habla español, le digo que le comente a Jack que venga por aquí y que mis niños son auténticos fans. En este momento Íker decide ponerse el traje de Jack para poder recibir al pirata de tú a tú.
Nos ponemos a pedir, aunque nos hacemos algo de lío con los que quieren menú o los que prefieren un plato, los nombres no les convencen a todos, aunque ya les he avisado que venimos aquí a comer por la decoración y por Jack principalmente, y no por la comida. Aunque al final hasta los más protestones (como mi Paco) comen relativamente bien y echamos un buen rato.
Cuando vamos por el segundo plato vemos que Jack está cerca pero se va a dar la vuelta, así que mi cuñada levanta la mano y lo llama. Entonces nos ve y se acerca y llega el momento mágico de la comida. Ve a mi Íker vestido de él y se pone a bromear y jugar con él medio chapurreando algo de español, luego fotos con los niños y al final una con todos nosotros. Muy amable y un sueño cumplido, en los viajes anteriores no pudimos encontrarnos con él, así que esta ocasión era si o si.
Tras la comida de casi dos horas salimos del restaurante y, cómo no, decidimos montarnos en Piratas, tras ver a Jack no podemos hacer otra cosa y además tiene poca cola, apenas 10 minutos. Tengo que decir que ya era una de mis favoritas, pero ahora tras la remodelación está increíble, los nuevos Jacks son increíblemente reales. Y aquí tenemos nueva foto, somos las tres filas de atrás, jajajaja.
Al salir decidimos (o decido) bajar hasta Fronterland a ver qué tal las colas y nos encontramos con el magnífico Coco. Qué artistas y qué momento más bonito, con abrazo super bonito a los niños (a ver si edito los videos).
Cuando llegamos a BTM, evidentemente tiene un montón de espera y ya no hay fastpass, así que nos vamos para la mansión que tiene 5 minutos. Mis dos enanos se lo piensan pero al final se deciden y nos montamos todos, esta atracción también me gusta mucho, en realidad hay pocas que no me gusten.
Hoy nos vamos a recorrer todo el parque sin mucho orden, estamos nerviosos y no seguimos un itinerario, así que tras la Mansión nos vamos a coger sitio para la Cabalgata, nos ponemos entre la Plaza del Castillo y la entrada a Fantasyland, en una curva, pero la disfrutamos bien y en primera fila. Es preciosa, magnífica, y podemos interactuar con algunos personajes. Los niños y los mayores nos quedamos maravillados y algunas lagrimillas vuelven a mis ojos por tanta magia.
Tras la cabalgata decidimos irnos a IASW que tiene poco cola y rápida, ¡nos encanta la versión navideña! ¡¡Es preciosa!!
Tras la salida nos vamos a las Tazar (una atracción de las que no habíamos probado anteriormente) y nos montamos los tres niños y yo, nadie quiera más vueltas. Esperamos como 15 minutos de cola para muy poco rato montados, pero bueno, hay que probarla.
Tras esto y como ya están cerrando Fantasyland nos vamos a ver si cogemos sitio para el Illuminations, y nos sentamos junto al puesto de palomitas a esperar. Íker está hecho polvo, muy cansado y allí en brazos de su padre hace un amago de quedarse dormido, pero tenemos a la tita loca de los pelos azules, que se pone a entretenerlo y consigue mantenerlo despierto.
Por fin comienza el espectáculo, esa vez no hago fotos, me dedico a vivirlo por completo y a saborear toda la magia Disney en su más pura esencia. Estoy rodeada de gente pero en realidad estoy sola, viviendo el momento, disfrutando las canciones, sintiendo el calor de los fuegos y con todos mis sentidos al 100% capturando todo el momento. Mi piel se eriza, mi estómago se encoge, mis ojos se llenan de lágrimas que corren por mis mejillas y mi garganta se cierra. Entonces miro a Javi que lo tengo junto a mí y me dice, “Mami, estás llorando?” y le digo “Si amor, son lágrimas de alegría” y me da un abrazo de consuelo, en este momento no se puede ser más feliz.
Aaayyy, que me pongo tonta otra vez, jajajaja. En fin, tras el espectáculo nos vamos hacia la salida (como tooooodo el mundo), y vemos a Mickey despedirnos desde la estación, y nos encaminamos hacia el Village.
Hacemos tiempo por las tiendas, que son un infierno de lo llenas de gente que están, pero tenemos que hacer tiempo para la cena que es a las 20:30 en el hotel.
Ya reventados y con ganas de coger la cama nos vamos al restaurante de nuestro hotel a cenar, donde cenamos de maravilla y es un final perfecto para nuestro primer día. Después todos a la cama donde caemos en un maravilloso sueño del que no despertaremos en los próximos días.
(las vistas desde nuestra habiración)
te vuelvo a dar un millon de gracias por enviar la carta y hacer a mis hijas tan felices 
